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El Collado del
Arcipreste - Tablada
Crónica de la reposición
del Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita.
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El Jueves pasado qued� con un grupo a las 11:30 de la ma�ana, en
Tablada, para acercarnos al Collado del Arcipreste y reponer la cadena
y la arqueta en la que se guarda un ejemplar del Libro del Buen Amor
del Arcipreste de Hita, que ya mencionaba sus andanzas y su paso por
este puerto all� por el a�o 1300 y pico. Tambi�n hay un libro en el
que cada cual puede firmar o expresar por escrito sus sentimientos
po�ticos del lugar, si los tuviere.
Sucede que, con cierta regularidad, alguien se lleva el libro, y no
contentos con eso de vez en cuando tambi�n rompen la cadena con los
cuernos que han heredado de su padre, e incluso destrozan o se llevan
la caja o arqueta. Se trata del viejo misterio de romper por romper,
o sea, el antiguo Vandalus Hispanicus Gamberrus Asquerosus de siempre.
Me dec�a Domingo Pliego (él, como inventor de las monta�as,
tambi�n estaba presente) que tambi�n hay una especie monta�era que
va de purista y se dedica a destrozar con furia todo lo que no sea
natural, tal como indicaciones de caminos, se�alizaciones etc. y a
lo mejor lo de la arqueta con el libro tambi�n les molesta, aunque
est� casi escondida en un entrante de la base de la roca. En fin,
que nunca llueve a gusto de todos.
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Peñas
del Arcipreste, dibujo de Domingo Pliego
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Tambi�n sucede con la misma regularidad que otro tipo de gentes se
dedica a reponer lo que otros destrozan. Domingo me lo comunic�, qued�
con ellos a las 11:30, y me dijo: "Subiendo por el puerto del
Le�n (o de los leones) desde Guadarrama, a poco encontrar�s a la derecha
un desv�o a Tablada", lo cual, interpretado por mí, significaba:
"A poco de subir por el puerto encontrar� un magn�fico cartel
indicador que con grandes letras pondr� Tablada" y sin m�s problemas
girar� a la derecha y encontrar� felizmente al grupo en la estaci�n
apeadero de Tablada.
Cuando inici� la subida desde Guadarrama eran las 11:25. "�Qu�
bien! Voy a llegar justo y a la hora por una vez en mi vida".
As� que con los cinco sentidos alerta sub� puerto arriba. Al cabo
de pocos kilómetros algo me dec�a que deb�a estar a punto de
ver el flamante cartel que yo esperaba. Segu� subiendo, y cuando sólo
me quedaban seis metros para coronar el puerto, empec� a mosquearme,
y empez� a cundir la alarma en mi esforzado �nimo. �Bien, seguir�
un poco m�s! Seguro que he entendido mal, como me suele suceder con
harta frecuencia, y a nada que inicie la bajada hacia San Rafael el
cartel me estar� esperando con los brazos abiertos.
Mis sentidos se agudizaron, mis ojos se abrieron desmesuradamente
y comenzaron a 'escanear' (barrer) la zona. Mis pabellones auditivos
se hicieron todav�a m�s grandes. Las aletas de mi nariz se expandieron
de modo que no hab�a mierda de vaca que yo no detectase en un radio
prudencial. De esta forma no se me pod�a escapar el famoso cartel
que yo sab�a iba a aparecer ante mis asombrados ojos de un momento
a otro. Segu� bajando y por fin avist� el esperado cartel. "�Bien,
sab�a que estabas ah�, desgraciao!" dije para mí. En mi
rostro ani�ado comenzaba a dibujarse una sonrisa de triunfo, pero
de repente me hund� en la miseria, y mi alarma fue en aumento cuando
le� el cartel.....�SAN RAFAEL! A pesar de mi brutalidad innata, algo
me dec�a que cuando un cartel indica 'San Rafael' probablemente no
quiere decir 'Tablada'. Mi primer pensamiento fue: "�Por qu�
no le pasan a Domingo estas cosas?" Pero la respuesta era evidente:
al inventor de las monta�as nunca le puede suceder una cosa as�. Esta
situaci�n comenzaba a incomodarme. Mi magn�fico reloj de pulsera de
cart�n pintado indicaba las 11:38. Empezaba a ser dif�cil llegar a
las 11:30 en punto.
Gir� bruscamente sobre los talones de mi soberbio alaz�n, quiero decir
autom�vil, todo nervio y raza, y lo espole� pisando el acelerador.
He observado que la distancia se multiplica por un n�mero directamente
proporcional a la prisa que tengas: a mayor prisa, m�s kil�metros
te quedan. Baj� lo m�s r�pido posible, pero intentando no aterrizar
directamente en el valle, y a cada curva mi perritita guapa que viajaba
detr�s se derrumbaba patas arriba merced a la fuerza centr�fuga de
los virajes. "�Est� vez no te me escapas maldito cartel! Seguro
que est� colocado al rev�s, y por eso no lo he visto al subir, pero
a la bajada te espero", me iba diciendo yo para animarme. A fuerza
de mirar con atenci�n mis ojos se proyectaban fuera de sus �rbitas,
como dos esferas vivas girando enloquecidas a derecha e izquierda.
Cuando me quise dar cuenta ya estaba entrando otra vez en Guadarrama.
"�La madre que le han dao!", dije yo remedando al padre
de las monta�as. (Por cierto, nunca he o�do yo semejante exclamaci�n
en ning�n otro ejemplar de nuestra especie. Sospecho que es un cruce
h�brido entre 'La madre que lo pari�' y 'La leche que le han dao').
Domingo es de muy buena cuna para decir exabruptos y ordinarieces,
as� que se ha sacado de la manga esta nueva expresi�n que es como
mucho m�s fina. Como la oiga el acad�mico L�zaro Carreter seguro que
la critica.
Mi reloj de cart�n pintado marcaba las 11:45 y hab�a quedado con el
grupo a la 11:30. Las posibilidades de llegar a la hora comenzaban
a ser remotas. Adem�s a estas alturas estaba decididamente nervioso
y contrariado, por decirlo de un modo suave. Empec� a sospechar que
aquello era una confabulaci�n y que, sin lugar a dudas, alguien me
ten�a rabia en aquel pueblo. Volv� a girar sobre mis talones, derrapando
ruidosamente, y me qued� de nuevo mirando al puerto que ascend�a delante
de mí. "Seguro que este puerto va a cualquier parte menos
a Tablada", me dije por lo bajo.
En ese momento vi a un hombre con cara de haber nacido all� y le pregunt�
de aqueste modo:
- D�game buen hombre, �verdad que Tablada est� muy cerca
de aqu�?
- Sí hombre, a seis kil�metros mal contados, no
tiene p�rdida.
- �Ah no? Pues yo llevo busc�ndolo desde que era peque�o,
y sólo he visto 'Casa Tere' a un lado de la carretera.
- Pues ah� mismo es, enfrente de Casa Tere, eso es Tablada,
pero no puede usted llegar con el coche al apeadero.
(Despu�s pude comprobar que s� se pod�a llegar, pero por una carretera
horrorosa de baches. Aunque todo es relativo, porque en Hiroshima
probablemente estaban en peor estado).
- Y d�game usted, �hay una indicaci�n que ponga 'Tablada'?
- Pues eso ya no le sabr�a decir yo, mire usted.
Le di las gracias y part� zumbando puerto arriba haciendo rugir los
mil caballos de mi motor. El hombre qued� all� atr�s peque�ito, pensando
que el color berenjena de mis nobles facciones no auguraba nada bueno
y que si alguna vez llegaba a Tablada nunca ser�a antes de que me
diese una alferec�a.
Naturalmente el cartel no lo encontr� jam�s, y quiz� a ello contribuyera
el hecho de que no exist�a. Lo que sí encontr� fue el desv�o
a la derecha que llevaba a Tablada. Estaba cient�ficamente estudiado
para que no se viera, porque si no la vida no tendr�a alicientes.
Estaba al principio de una curva, naturalmente en rampa, y formaba
un fuerte �ngulo agudo a la derecha, de modo que era pr�cticamente
invisible para cualquiera que no hubiese nacido all� o se llamase
Domingo.
Una vez en la carreterucha aparqu� a un lado y baj� a pie un peque�o
tramo. Y, �oh, milagro!, algo m�s abajo un peque�o grupo heterog�neo
de caminantes-monta�eros-excursionistas, (lo de 'heterog�neo' es innecesario
pero lo pongo porque es barato), avanzaba con la parsimonia y el andar
mesurado de la gente avezada que sabe que el que va despacio llega
lejos. Claro que tambi�n podr�a decir que avanzaban con la cachaza
bovina del buey almizclero, pero no es lo mismo �eh, que no? Bueno,
al final me un� a ellos y para demostrarme su j�bilo quemaron varias
colecciones de fuegos artificiales, lo que me llenó de consuelo
y de chispas multicolores.
Arriba, en el Collado del Arcipreste, sujetamos la cadena a la roca
mediante un robusto tornillo y un adhesivo de dos componentes. Un
reportero gr�fico de El Pa�s nos hizo unas fotos que al parecer van
a publicar en el peri�dico. Por fin seremos famosos y nos llover�n
las bofetadas, digo los contratos, en televisi�n.
M�s adelante habr� que subir el arca donde se guardar� el libro, pero
lamentablemente cuando vuelva ya no me perder�, ni me pasar� nada,
con lo cual no tendr� nada que decir, pues las cosas que salen bien
son muy aburridas y no le hacen gracia a nadie.
Ernesto Medina (6 Marzo 2003)
Nota: Posteriormente comprobé que la ausencia del cartel indicando
'Tablada' era temporal, y acabaron reponiéndolo en el lugar
que le correspondía. No pude por menos de felicitarme por haber
subido justo cuando no estaba. De otro modo, no hubiera podido escribir
este relato y me hubiera perdido una experiencia morrocotuda.
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