Esta excursión a Viadós y Los Gemelos tiene un carácter
distinto a otras organizadas por Haciendo Camino. El objetivo principal
en esta ocasión es que algunos de los miembros más
jóvenes de nuestro grupo de montaña hagan su primer
tres mil. Para esto escogemos Los Gemelos, dos montañas que
forman parte del macizo del Posets, en el Pirineo de Huesca. Son
dos cumbres muy cercanas y parecidas, el Pico Veteranos y el Pico
Gemelos, situados entre el Posets y el collado de Chistau.
Se han animado a venir Juan y Álex de catorce años,
Mario de trece y Pablo de doce.
10 de septiembre de 2004
Una parte del grupo (Félix, Juan, Álex, Pablo, Fernando)
viaja por la mañana hasta el pueblo de Gistaín, al
que se llega desde L'Ainsa por la A-138 y luego por la A-2908. Aparcamos
y realizamos el acercamiento al refugio Viadós por la senda
GR.19, que tomamos en una curva de la carretera entre Gistaín
y San Juan de Plan. El sendero desemboca en una pista de tierra
fácil de andar, paralela al río Cinqueta, que lleva
bastante agua pese a que estamos al final del verano. El valle es
precioso, con una vegetación abundante. A la altura del refugio
d'es Plans cruzamos el río por un puente de madera y llegamos
al camping El Forcallo. Allí tomamos el GR.11 y tras unas
rampas llegamos al refugio Viadós, a 1.760m.
El resto del grupo (Pedro, Miguel, Mario, Alberto, Walter, Adriana)
opta por ir en coche hasta el refugio, por la pista de tierra que
accede al Camping y se alarga un poco más hasta un pequeño
aparcamiento a escasos 50m del Viadós.
Por la noche ya estamos todos juntos. El refugio Viadós
se compone de tres edificios con dos comedores, un dormitorio y
la cocina en el principal. Está todo muy limpio y los guardas
son realmente amables.
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Los chavales están algo nerviosos. No en balde hemos hablado
de su primer tres mil infinidad de veces, y vienen tensos por un
reto que no saben si podrán conseguir.
Cenamos pronto y bien: sopa, judías verdes con patatas, carne
de oveja guisada y manzana. Un poco de charla, partidita de cartas
y nos vamos a dormir pronto.
11 de septiembre de 2004
Nos levantamos a las siete menos cuarto, y pasadas las siete ya
estamos todos vestidos y desayunando: tostadas con mermelada, galletas,
madalenas y café o colacao. Antes de las ocho nos hacemos
una foto de grupo, cogemos los macutos y empezamos a caminar.
La primera parte de la ruta es suave. Vamos por el GR.11 a media
ladera del valle del Cinqueta d'Añes Cruces. Senda sencilla
con poca inclinación y orientación noreste. La temperatura
es suave, y unas nubes altas no amenazan mal tiempo.
Poco después de la cota 2.000m Walter y Adriana deciden no
seguir, porque simplemente han venido a conocer la zona. Los otros
nueve cruzamos el río saltando por las piedras y comenzamos
en primer subidón del día, hacia el collado Chistau
(2.577m). Desde el refugio hasta el collado nos habían dicho
que tardaríamos tres horas, pero lo hacemos en dos cincuenta,
casi sin paradas. Los chavales aguantan el cansancio perfectamente.
Coincide que dos amigos montañeros, Ángel y Bob, estaban
por la zona, en concreto por el valle de Estós. Como también
iban a subir al Chistau, quedamos con ellos para saludanos, lo cual
no dejó de ser al menos original. La gente normal queda con
los amigos en el Oso y el Madroño de La Puerta del Sol, o
en la salida de El Corte Inglés de la Castellana. Nosotros
no. Quedamos con ellos en el Chistau, como si tal cosa. Al encontrarnos
todo son saludos efusivos, abrazos y risas. Charlamos con ellos
diez minutillos, lo cual nos ayuda a descansar las piernas.
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Nos despedimos y empezamos la subida más dura de la jornada,
por una pedrera de esas que das dos pasos para arriba y tres para
abajo. No hay senda. Ganamos altura con dificultad, pero al fin
llegamos a la arista de Los Gemelos, desde donde se ve la otra vertiente,
el barranco del Milar, y muy abajo, a lo lejos, nuestro refugio.
Por el lado que hemos subido vemos también los dos ibones
de Pico Royo. Estamos a 2.790m. Recorremos la arista (con viento
de lado, como en toda arista que se precie) y llegamos a su punta
más alta, a 2.876m. Bajamos desde aquí a la Collada
Negra (2.840m) suponemos que llamada así por el color oscuro
del terreno. Aprovechamos para hacer otro descansito.
Y en este punto vino la mayor sorpresa de la ruta. Vemos que para
seguir avanzando hacia el Pico Veteranos el terreno cambia bruscamente,
y es una cresta de grado I en la que hay que trepar. No nos echamos
para atrás, con las debidas precauciones. Dejamos las mochilas
en la Collada e iniciamos el divertido tramo, despacio e indicando
a los chavales cómo progresar mejor. Subimos todos muy juntos.
En un punto Miguel, que va por delante, ve que la arista se estrecha
demasiado, y decidimos no seguir, parándonos en la antecima.
El GPS de Fernando indica que estamos a 3.004 metros de altura,
así que damos el objetivo por cumplido. Nuestros cuatro chavales
(Juan, Mario, Álex y Pablo) han subido a tres mil metros.
Todos quedamos satisfechos.
Foto para inmortalizar el momento y para abajo. El destrepe lo
realizamos también despacio. Algún paso lo hacemos
cara a la pared, indicando el que va por debajo dónde debe
apoyar el que le sigue. En torno a las dos de la tarde llegamos
a la Collada Negra, contentísimos por el logro.
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Descansamos, comemos otro poco y continuamos la bajada, esta vez
por los ibones en vez de la arista. En torno a las tres y media
estamos en el Collado Chistau. Tomamos aquí el GR11, desandando
lo que habíamos hecho por la mañana, y en torno a
las seis de la tarde llegamos al refugio Viadós, bastante
cansados. Han sido 17 Km, con más de 1.400 m de desnivel
en subida, con su correspondiente bajada, la pedrera que no falta
en ningún tres mil y la agradecida trepada.
Para que los chavales tengan un recuerdo del reto, les damos un
diploma a cada uno, insistiéndoles que lo enmarquen y lo
cuelguen en su cuarto. Poco después cenamos (sopa, ensalada
campera, albóndigas con tomate y pera), y nos vamos a dormir,
que estamos rotos.
12 de septiembre de 2004
Nos levantamos más tarde, y desayunamos con tranquilidad.
Volvemos a Madrid sin ningún percance.
Para terminar
Han sido tres días estupendos, en que los verdaderos protagonistan
han sido los chavales. Para ellos ha sido la primera experiencia
en un refugio de montaña y la ruta más dura de su
vida. Y desde luego han aprendido que para lograr ciertas metas
es imprescindible un grado de esfuerzo e incluso sufrimiento, y
que el gusto por haber conseguido lo buscado supera con creces la
dificultad.
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